“… Es hora de que nos dediquemos a la esencia de esta cultura, cuyo valor para la felicidad humana se ha puesto tan en duda…”
Freud, 1921
Durante varios siglos, la humanidad vivió una etapa, “la modernidad”, en la que la ciencia, la industria y la educación masiva eran los valores de progreso. Con el transcurso del tiempo, las transformaciones sociales dieron lugar al pasaje del capitalismo de producción al capitalismo de superproductividad, de la masa a la masificación, y paralelamente del consumo al hiperconsumo.
En lugar de desarrollo y progreso, en este último tiempo encontramos rupturas y discontinuidades, los cuales dieron lugar al surgimiento de diferentes discursos y prácticas, cuyas influencias en los vínculos, en lo institucional, en las producciones culturales y por lo tanto, en la construcción subjetiva son notorias.
Hemos pasado de la sociedad pre técnica a la técnica, de los vínculos sólidos a los líquidos, de un contexto mecánico a uno digital, del consumo al hiperconsumo. Estamos inmersos en un nuevo sistema cuya influencia genera incertidumbres constantes por la velocidad de sus cambios que traen modos de comportamientos diferentes.
Sobre estas trasformaciones U. Galimberti en su ensayo “Psiche y techné” (1999) plantea que el hombre a diferencia del animal, carece de la rigidez instintiva y ha inventado la técnica para suplir este déficit. Así es que la técnica ha avanzado de manera tal, que en este momento constituye el hábitat natural del humano. Para este autor, las creaciones humanas tienen su raíz en la carencia biológica. Piensa que la técnica es la esencia del hombre. Es aquello que lo circunda, porque la naturaleza se ha convertido en un enclave. Todos los fines del hombre se alcanzan a través de la mediación técnica. Con el término “técnica”, él concibe el universo de los medios, “las tecnologías”, que en conjunto componen el aparato técnico.
La técnica decide cómo hacer experiencia. Esta se ha emancipado de su condición de mero instrumento y construye realidad, condiciona la ética, y por ello la naturaleza se ha vulnerabilizado. Para este autor el hombre es inconsciente de su inferioridad, Su alienación deviene de ser un funcionario de la técnica. Este planteo coincide con el de Freud en “El malestar de la cultura” (1921) en el que dice: “El hombre ha llegado a ser por así decirlo, un dios con prótesis: bastante magnífico cuando se coloca todos sus artefactos; pero éstos no crecen de su cuerpo y a veces aun le procuran muchos sinsabores . Tiempos futuros traerán nuevos y quizá inconcebibles progresos en este terreno de la cultura, exaltando aún más la deificación del hombre”.
Galimberti aclara que la técnica no es neutral en su influencia en el hombre, porque construye un mundo que no se puede dejar de habitar y a partir de aquí, se contraen hábitos que transforman la psique.
La mediatización de la experiencia es un ejemplo de ello. Basta solo pensar en la cantidad de experiencias que son intermediadas por la tecnología, por ejemplo: la interacción en las redes sociales. Es aquí, donde el sujeto actual, con sus recursos tecnológicos sustituye el azar del encuentro. En estas condiciones, queda expuesto a caer cada vez más en situaciones despojadas de todo cuanto tiene de vivo y cálido el encuentro con las demás personas.
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Freud, S. “Psicología de masas y análisis del yo”.(1921) Amorrortu Editores.
Galimberti, U., (2001), “Psiché y Techné. Artefacto”, (4), Buenos Aires. Recuperado de http://sociotecnica.files.wordpress.com/2013/09/psichc3a9 y-technc3a9-de-umberto-galimberti.pdf. |